Mesa Redonda

“La cocina como espacio vital” es el punto de partida de cada mesa redonda. El equipo de bulthaup Nicolau y de Estils i Formes hemos organizado un ciclo de mesas redondas. Una iniciativa de carácter interno para alimentar nuestras inquietudes que vamos a compartir con vosotros desde nuestro blog.

En cada mesa hay siempre una silla para un invitado: alguien relacionado (o no) con el mundo de la arquitectura, la cocina o el diseño. Una persona que elegimos por su profesión, talento, carisma o inquietudes... Y porque tenga ganas de participar.

El punto de partida es el mismo para cada invitado: “La cocina como espacio vital”. Un concepto de libre interpretación y que cada uno se lleva a su terreno de forma literal, simbólica o metafórica. A partir de ahí... se genera una charla que, desde aquí, queremos compartir contigo.

En la primera mesa redonda que organizamos en bulthaup nicolau, junto con Estils i Formes, tuvimos como invitado al arquitecto Arturo Frediani, quien consiguió acaparar toda nuestra atención. Fue una tarde amena en la que no faltó el vino, las risas y la buena conversación.

“La cocina como espacio vital” es el punto de partida de cada mesa redonda. Un concepto de libre interpretación que Arturo Frediani hizo suya con una presentación titulada “Lo acogedor y la gracia”.
Planteó un interesante punto de vista basado en la importancia de la parte emocional y no sólo funcional y eficiente (que se da por sentada), a la hora de realizar un proyecto.

Se refirió a la “gracia”, como a la parte emocional que el arquitecto pone (o debería poner) en el espacio que proyecta. Porque cuando deja a un lado la vanidad y trabaja con cariño pensando realmente en la persona que habitará el espacio, esta esencia se transmite, perdura y la gracia permanece en los espacios.
Sobre “lo acogedor” explicó que va más allá del confort. Es lo que hace que un espacio se convierta en un refugio, en un lugar de confianza, un sitio especial.

Por lo tanto, lo acogedor y la gracia son emociones que llevamos dentro y que se quedan implícitas en el espacio cuando el arquitecto las transmite. Hacen del espacio un lugar vivo y cálido.

Con muchísimos ejemplos e imágenes Arturo Frediani continuó su exposición con la que captó toda nuestra atención y en la que también participamos.

Nos hizo fijarmos en las cocinas, en lo poco que ha evolucionado si nos remontamos al pasado: es sorprendente ver que aunque han evolucionado estéticamente, siguen utilizando los mismos códigos de siempre.

Habló también de la importancia de saber transmitir y generar ambientes e indagó en el origen del placer estético de la cocina, apuntando que el fuego (símbolo de lo acogedor y lo hogareño) es el mejor ejemplo. Si lo llevamos a nuestro terreno, podríamos pensar que las cocinas que diseñamos podrían simbolizar ese fuego que hace que sintamos la emoción de sentirnos en el hogar.

Como conclusión, decir que si la arquitectura moderna cae a menudo en el error de poner el foco en sí misma en vez de en las personas que van a habitar el espacio, Arturo Frediani no lo cometió: supo poner y transmitir su emoción (su gracia) y hacer de la mesa redonda un espacio acogedor del que nos costó marcharnos.